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EL PAPEL DE LA BELLEZA. ANTOLOGIA POETICA
ISBN : | 9789929670129 |
autor (es) : |
DE LION, LUIS |
editorial : | DEL PENSATIVO |
número de páginas : | 308 |
número de edición : | 1 |
nombre del libro : | EL PAPEL DE LA BELLEZA. ANTOLOGIA POETICA |
materia(s) : | 009 |
año de edición : | 2020 |
peso : | 521 |
pais de origen : | GUATEMALA |
$36.00
Precio en Dólares AmericanosPeso: 521.0 gr
Descripción
Mi padre era el mejor jugador de trompo del mundo. Era un hábil constructor de barriletes y gran maestro: me enseñó a leer y a escribir usando como pizarrón la parte trasera de una vieja puerta de madera, que complementaba nuestra endeble casa hecha de desechos de ese mismo material. Tenía una sonrisa llana que poco le importaba cualquier código de etiqueta, de “buenos modales”. Y así como estruendosa era su alegría, también tenía un hablar suave y lleno de sabiduría, merced a su avidez de lectura autodidacta. A los espacios a donde lo acompañé en infinidad de ocasiones, invariablemente lo rodeaban personas de todo tipo para escucharlo, pero especialmente para ser escuchados. Era un gran maestro para oír y generar empatía inmediata. Era una persona simple en su vestir. Tenía un par de zapatos negros, de suela esponjosa, pues caminaba mucho; dos suéteres, un solo cincho (gastado y viejo) y no más allá de cinco camisas e igual cantidad de pantalones, en estado aceptable, digamos. Su voz, sin embargo, era potente y vital, como el volcán Hunahpú. Era un gran orador y declamador. La primera vez que lo vi hacerlo, no podía creer el poder de su palabra hablada, al darle vida a “Vámonos Patria a Caminar” de Otto René Castillo. Tenía un temperamento del demonio y su catarsis era barrer nuestra pequeña y vetusta casa de piso de tierra. Gustaba de “1812” de Tchaikovsky y el “Concierto de Aranjuez”, que escuchaba como una banda sin fin en un viejo tocadiscos de acetatos, que era nuestro único contacto con la tecnología, pues no teníamos televisión. Así como sus manos virtuosas producían trompos y barriletes para un servidor en la intimidad kaqchikel de padre a hijo, también se dio a la tarea de crear para el mundo. En sus manos, estimado lector, tiene una muestra extensa de aquel que fue el mejor trompero y barriletero del mundo, y que también era poeta. Seguro que en su lectura podrá sentir el zumbido del trompo y su aguda punta que, espero, penetre sus entrañas, pero también podrá volar como barrilete plagado de colores infinitos; sus dedos se mancharán de azul cuando cambie de página.