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Libros

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MNEMOSINE (POESIA SALVADOREÑA)

ISBN : 9789992301753
autor (es) : MENDEZ, ROXANA
editorial : DIRECCION DE PUBLIC E IMPRESOS
número de edición : 1
nombre del libro : MNEMOSINE (POESIA SALVADOREÑA)
materia(s) : 116
peso : 77
pais de origen : EL SALVADOR

$3.20

Precio en Dólares Americanos

Peso: 77.0 gr

Descripción

Un lugar oscuro, nebuloso, impreciso. Espacio íntimo donde no cabe mucha gente. Sin memoria, las palabras que cercan este rincón se vuelven “aves que nadie escucha”. Encerrada allí, Roxana Méndez, salvadoreña nacida en 1978, confiesa sus anhelos de retornar a un tiempo de mayores claridades. “Mi vida ha transcurrido al lado de un teléfono / como a la espera de algo / que jamás ha llegado”, escribe esta mujer, licenciada en Idiomas y, como poeta, merecedora de varias distinciones en su país. Este libro, publicado por la Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI) del Consejo Nacional para la Cultura y el Arte (Concultura) de El Salvador, en 2008, evidencia el trabajo delicado de Méndez con su verso. Sonetos y otras estrofas bien medidas salen al paso para avalar su oficio. Sorprende de alguna forma la negación obsesiva de lo que uno supondría la realidad inmediata de la autora. Prácticamente todas estas páginas son su refugio casi egoísta. Su búsqueda personal por un rostro verdadero, un ambiente amable. Búsqueda por reconocerse a sí misma. Sin mayores referencias a la tradición literaria que una cita de otro poeta salvadoreño contemporáneo suyo, Jorge Galán, que abre la última de las cuatro secciones de este libro, —si dejamos a un lado el uso de versos heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos en buena parte del texto— Méndez pareciera quererse apartar de una realidad que considera opresiva. Su protesta es la del silencio. Su voz, un prisionero que busca abrir un túnel con el recuerdo mellado de un cuchillo. Ofuscada por el tedio de la monotonía, la poeta enuncia estaciones inexistentes en un clima como el salvadoreño. Habla de inviernos gélidos, de otoños, como una declaratoria, creemos, de insatisfacción. Disconforme, cuando el día podría insinuar algún rescate, ella refuta: “tomé la luz de la mañana y la ahogué en un vaso”. La espera de esta mujer por algo que podríamos llamar su salvación no es, sin embargo, paciente, rendida o pasiva. La poeta advierte: “No he de esperar ya más: / en un pecho vacío ya no cabe la espera”.

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